Efectos políticos de la crisis de 1929

La crisis de las democracias liberales había comenzado desde fines de la Primera Guerra mundial, como consecuencia de la ruina en que habían quedado las potencias europeas. La crisis de 1929 no hizo más que intensificar este proceso.
A mediados de la década de 1930, prosperaban las posiciones extremas, autoritarias y totalitarias en Europa.
Dentro de EE.UU, el gobierno de Roosevelt empezó en 1933 una nueva política, el New Deal (Nuevo Trato), que planteó una serie de reformas económicas destinadas a otorgar mayor control económico al Estado, que pasó a fiscalizar fuertemente a los bancos; se limitaron las cosechas, para disminuir los excedentes; el Estado invirtió en obras públicas, lo que permitió la expansión del empleo; y se reguló la competencia privada.
Franklin Délano Roosevelt, presidente de EE.UU.
Pese a que estas medidas fueron tímidas en comparación con los efectos de la crisis, tuvieron éxito. Significaron, sobre todo, el fin del liberalismo dentro de Estados Unidos.
La popularidad de las soluciones autoritarias y totalitarias y el éxito del New Deal, significaron el fin del liberalismo, que se había articulado como la doctrina principal, tanto en lo político como en lo económico, durante el siglo XIX.

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